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El corredor de ultras Adam Campbell, alcanzado por un rayo

Adam Campbell, corredor de ultras canadiense del Team Petzl, recientemente llegó el tercero en la Hardrock 100-Mile Endurance Run, durísima carrera extenuante en la cordillera de San Juan en el sur de Colorado, con más de 10.000 m de desnivel acumulado. Por muy impresionante que pueda ser, la carrera no es precisamente lo que nos interesa hoy. Lo que es increíble, es que Adam y su entrenador, Aaron Heidt, fueron alcanzados por un rayo en Handies Peak (4.300 m de altitud), en el km 90 de carrera, y que incluso así obtuvo la tercera posición en el podio con atletas de gran nivel (¿hemos dicho que también trabaja a tiempo completo como abogado?). Hemos contactado con Adam por teléfono mientras se entrenaba en un rocódromo de Vancouver.

21 Agosto 2014

Running

© Lafouche / Petzl
El corredor de Ultras Adam Campbell en el Ultra-Trail del Monte  Fuji (Japón) con su frontal NAO. Fotografía: Lafouche / Petzl

 

¿Puedes decirnos lo que se siente cuando te alcanza un rayo?

Justo antes, notamos electricidad en el aire. Una sensación realmente aterradora. La sentíamos crepitar por todas partes a nuestro alrededor. Después, escuchamos un bang enorme, como un cañonazo al nivel de las orejas y caímos al suelo los dos. Nos miramos y nos dijimos «¿nos acaba de caer un rayo encima?» Percibíamos un olor y gusto eléctrico. Estábamos muy lúcidos... probablemente se tratara de un impacto indirecto. El rayo debió alcanzar la zona que nos rodeaba, y debió rebotar o volver a salir por el suelo. Aaron me dijo que le parecía como si le hubieran golpeado detrás de la cabeza.

¿Tienes alguna secuela?

Continúo teniendo los pies completamente insensibles. No sé si es que se hincharon y quedaron fríos durante demasiado tiempo, o si viene de otras cosas. Ahora están menos hinchados y soy capaz de correr. Tengo la  intención de ir al médico si no empiezo a recuperar las sensaciones… si no, nada más.

Llevabas la frontal NAO cuando te alcanzó el rayo. En internet pudimos leer que la batería explotó. ¿Fue así?

Oí un crac enorme, como una explosión, pero la frontal sólo había sufrido un cortocircuito. El interior de la caja de la batería está un poco ennegrecido, pero nada más. La frontal sigue funcionando.

¿Después del rayo, os resguardasteis en algún lugar?

No hay ningún lugar para resguardarse por allí. Es una zona completamente pelada. Permanecimos estirados durante unos segundos, maldiciendo, y me entró un pequeño ataque de pánico, ya que continuaban cayendo rayos a nuestro alrededor. Realizamos una rápida comprobación y vimos que no estábamos heridos ninguno de los dos. Tenía una batería de recambio para mi frontal en la mochila, pero las mochilas estaban debajo de las chaquetas. Nos levantamos sin decir ni una palabra, pensando que nos podíamos ocupar más tarde de mi frontal, y empezamos a correr de nuevo. Aaron llevaba una linterna adicional y fue iluminando el camino por encima de mi hombro mientras corría. Corrimos así durante 20 minutos. Seguía tropezando e iba cayendo – estaba completamente oscuro y no paraba de llover a cántaros – así que finalmente decidí cambiar la batería de la NAO: funcionaba.

© J. Evans / Petzl
Adam muestra su batería de frontal NAO (izquierda).

© J. Evans / Petzl
Ascendiendo durante la Hardrock 100 Endurance Run. Fotografías: J. Evans / Petzl

 

¿Después de haberte caído el rayo, ibas más lento?

No, después de las dos horas siguientes, de hecho, tuve un increíble subidón de adrenalina; me sentía el hombre con más suerte de mundo. En realidad, corrí demasiado rápido en este tramo, y lo que pagué más tarde. Quemé demasiado “combustible”... En este tipo de carreras, puede pasar cualquier cosa. Se tiene que ir con cuidado y tomar decisiones inteligentes. A los dos chicos que tenía delante de mí, les hubiese podido pasar cualquier cosa. Esto me recordó que nunca se debe abandonar, siempre se debe seguir insistiendo.

¿Viste llegar la tormenta durante la carrera?

Justo antes de llegar a la cima, vimos cómo un rayo caía. No era un rayo en zigzag como en los dibujos animados, era más como un tentáculo o una tela de araña luminosa que golpeaba el suelo.

¿Por qué continuaste la carrera con el rayo que caía más arriba?

Aaron y yo no teníamos elección. [La zona] donde nos encontrábamos estaba totalmente expuesta, y era igual de peligroso continuar que dar media vuelta. Cuando haces una carrera de montaña, llevas tan poco material –yo llevaba pantalón corto, una camiseta, una chaqueta paraviento ligera, una mochila de running con agua y un Buff— que si te paras, entras en hipotermia. La velocidad es la mejor garantía de seguridad. Cuanto más rápido vas, más te calientas y menos probabilidades tienes que te pase algo. Fue justo alcanzar la arista y el tiempo cambió. Todavía nos quedaban cinco cimas más de 4.000 m durante la carrera. Aaron y yo somos prudentes cuando valoramos los riesgos – realmente estábamos en el lugar incorrecto en el momento incorrecto.

Puedes decir que no tuviste suerte por haberte tocado el rayo, pero sí una gran suerte de haber sobrevivido con secuelas relativamente leves.

La mujer de Aaron es médico de urgencias y se informó. Nos comentó que el 10% de las personas a las que les ha caído un rayo indirectamente mueren y que el 80 % sufren secuelas, especialmente cambios de personalidad.

¿Vas a hacer alguna cosa para recuperarte?

Una recuperación activa. Bajaré el ritmo durante las próximas semanas y, después, retomaré los entrenamientos. El fin de semana pasado participé en una «diez km» y la gané. Haré una «15 km» este fin de semana. Acabo de conseguir un trabajo nuevo, lo que complicará un poco las cosas, ya que hago la mudanza justo después de la carrera.

Parece que los medios de comunicación se han fijado mucho en ti después de este suceso...

¡Pues sí! Lo más divertido fue un error en un diario inglés en el subtítulo: «En la línea de llegada, Adam se bebió la mitad de un oso y se tiró el resto por la cabeza.» (nota: bear=oso, beer = cerveza.) También he recibido muchas invitaciones de Facebook para unirme a grupos de supervivientes de rayo.

¿Cuál sería tu conclusión?

A todos nos apasiona nuestro terreno de juego, la montaña, pero los espacios y la meteorología pueden ser un poco salvajes, así que no debemos olvidarnos de la seguridad y evitar los riesgos. Está bien recordar que no siempre podemos controlar la situación. Esto no me impedirá continuar jugando en la montaña, pero minimizando al máximo mi exposición a los riesgos.

 

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