Fotografiar animales, una cuestión de paciencia (y algo de material)
Si amas la naturaleza, salir a explorar el bosque es un placer que no se puede rechazar. Silencio y paz interior, la recompensa llega desde los primeros minutos, como lo constata cada vez Lionel Tassan, fotógrafo apasionado.
26 Noviembre 2019
Excursionismo, trekking
La fotografía: una pasión que no se hace esperar
Como la mayoría de nosotros, Lionel encuentra tiempo entre los intervalos que le dejan el trabajo y la vida familiar. No hace falta esperar el fin de semana cuando se puede salir por la noche o al alba entre semana. Y para eso, basta con tener una buena iluminación gracias a una linterna frontal. El fotógrafo explora sin cesar el macizo de Belledonne, allí donde recorría caminos con su abuelo, en ese rincón todavía salvaje de los Alpes cerca de Allevard. Por encima del valle, los prados y los bosques rezuman vida. Aún siendo adolescente, se interesó por la ornitología. Después, la alta montaña y el esquí le hicieron olvidar las praderas.
En la oscuridad para buscar imágenes insólitas
Fue en 2013 que el fotógrafo encontró su pasión por los animales. Se inició por la búsqueda de la brama del ciervo donde rastreaba los encuentros nocturnos cada otoño. Obtuvo sus primeras hermosas tomas realizando “acechos” fotográficos al atardecer. El crepúsculo o el alba son momentos privilegiados en el bosque, donde cada uno puede observar y escuchar especies salvajes. En Belledonne, se puede encontrar el urogallo, también denominado gallo de los abedules, cuya elegancia estalla en la nieve, o incluso el mochuelo, pequeño búho que habita el bosque.
La importancia de la luz
En cuanto a fotografía de animales, utilizar una frontal que se adapte instantáneamente a tus necesidades forma parte del material indispensable. La luz roja de su linterna frontal permite a Lionel comprobar en el mapa su posición sin molestar a la fauna. De una cosa a otra, se deja llevar por la emoción de quien caza y prepara “trampas fotográficas”, es decir, cámaras automáticas ocultas disimuladas en altitud para captar al animal más salvaje de los Alpes: el lobo. Después de haberlo detectado en los vídeos registrados por sus cámaras, Lionel se encontró con ese mito una noche de 2018, en Belledonne. El lobo apareció de repente en una cresta delante de él. A pesar de la luz crepuscular Lionel consiguió tomar una fotografía. El instante fue mágico y se prolongó, el animal estaba agazapado, como a la espera del final del contacto que se produjo veinte minutos más tarde. Un encuentro inolvidable para un fotógrafo.
Frente a lo inesperado...
Hoy, Lionel retiró una de sus cámaras ocultas fijada en un repliegue de montaña a una hora de esquí de la primera pista. Sorpresa, el lobo volvió, silueta furtiva entrevista con dos especímenes más en una secuencia de vídeo registrada por la cámara. Todavía más motivación para nuevas búsquedas. Sólo hay que volver, guiado por el halo potente de su frontal.
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