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Encadenar un 9a dos veces... ¡en el mismo día!

La historia de un día muy especial al encadenar un 9a y conseguir su repetición... ¡de noche!

22 Octubre 2024

Escalada en rocódromo y en pared

Encadenamiento a la luz del día

Cosí se arete (9a) es una vía desplomada de 50 m de largo en el magnífico sector La Piscineta, en Rodellar. Me parece una vía de ensueño. Tras haber trabajado los movimientos, conseguí memorizar cada detalle de la vía. Y entonces me vino a la cabeza una locura: escalarla de noche con una linterna frontal. Solo para proponerme un reto personal y divertido. Obviamente, primero me concentré en un primer encadenamiento "clásico" de la vía.

Este encadenamiento lo hice un sábado soleado y cálido con un magnífico cielo azul. Calenté y luego esperé a que refrescara un poco por el viento, pasadas las 5 de la tarde. Al comenzar a intentarlo, aún hacía mucho calor. Al escalar me entró sed y tuve que ir pensando en respirar correctamente para no hiperventilar. La luz era más débil que al trabajar la vía, lo que hacía más difícil pensar con claridad y concentrarse en los pequeños detalles. Pero estaba decidida a no rendirme y seguí escalando hasta el paso clave superior y luego hasta la serie de movimientos de resistencia, arriba del todo, hasta mosquetonear la reunión. ¡Había conseguido el objetivo del día!

Encadenamiento en la oscuridad

10 minutos después de conseguir esta magnífica vía, empecé a preguntarme si no era el momento de poner en práctica directamente esta idea con linterna frontal el mismo día... Al haber encadenado esta supervía un poco antes, todo lo que viniera después era un plus... Pensé que podía intentarlo esa misma noche. Por supuesto, era posible que no viera bien los agarres, sobre todo en los pasos clave (o que necesitara ajustar la linterna frontal). De haber sido el caso, primero tendría que haber trabajado la vía y volver más tarde para el encadenamiento nocturno. Pero, pese a todo, pensé que tenía una mínima posibilidad de conseguirla enseguida, de noche...

 
Mientras esperaba a que se hiciera completamente de noche, enganché la linterna frontal a mi camiseta con un cordino que encontré en la mochila.
De esta forma, no podía caerse al agua (la vía se encuentra en una cara desplomada sobre un río) y también podía fijármela a la cabeza con una sola mano (estuve practicando el movimiento) por si se movía al escalar.
 

Al esperar la oscuridad total, sentí una presión que me era familiar: la de encontrarme, entrada la noche, en una zona aislada de una copa del mundo, esperando mi turno para la ascensión. Por fin llegó el momento de comenzar a escalar (con un gran vacío oscuro a mis pies y un círculo de luz alrededor de la cabeza.) Durante los primeros metros, me desplacé con torpeza. Todo estaba muy tranquilo, era raro y diferente en comparación con el día. Comenzar a escalar un 9a en esas condiciones no era muy agradable.

"Pero, ¿en qué lío me he metido?"

A medida que ascendía, empecé a ganar más confianza. En realidad, ¡era genial! Como es lógico, me encontraba un poco más cansada que en el primer encadenamiento durante el día y notaba la humedad de la noche. Al mirar hacia abajo, pude percibir el reflejo en el río del pequeño círculo luminoso de mi linterna. El muro estaba cubierto de pequeñas arañas que salían de noche. Tuve que moverme más despacio para poder ver todos los agarres y ser precisa, pero seguí ascendiendo... Pasé el primer paso clave, luego el segundo. Estaba segura de poder conseguirlo, pero los movimientos de resistencia del final eran exigentes. Aún quedaban algunos movimientos... Por fin pude mosquetonear la reunión, por segunda vez el mismo día. 

Ese no era el plan inicial cuando llegué a la pared esa tarde, pero la locura de escalar un 9a en la oscuridad al final resultó posible. ¡Menuda experiencia viví ese día!

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